LA PESTE NEGRA



El hacinamiento, la contaminación de los pozos, la falta de drenaje de las aguas negras, las calles pobladas de ratas, la invasión de pulgas, todo contribuía a extender los casos de tifus, disentería y gripe. Sin embargo, la peor de todas las epidemias fue la Peste Negra, una pavorosa pandemia que asoló Europa en el siglo XIV y que, según estimaciones, mató más de un tercio de la población del continente, unos 25 millones de personas.
Se cree que fue un brote de peste bubónica causada por la bacteria Yersinia Pestis y propagada a través de las pulgas y ratas. La peste se originó en Asia y fue llevada a Europa por los mongoles cuando éstos invadieron a la colonia genovesa de Kaffa (actual Teodosia). Los invasores sobrevivientes se vieron obligados a levantar el sitio al ser diezmados por la enfermedad, no obstante el mal se había sembrado en la ciudad. De allí la peste navegó, junto con los refugiados de Kaffa a Génova, Messina y Venecia. Rápidamente se extendió a toda Europa, en 1348 llegó a Francia, España e Inglaterra y en 1351 azotó Alemania, Escandinavia y el norte de Rusia.
La gran plaga afectaba los ganglios linfáticos, apareciendo inflamaciones o forúnculos llamados bubones en las axilas, garganta e ingles, (peste bubónica), otras veces la enfermedad afectaba a los pulmones (peste neumónica) y era fatal en un 95% de los casos. En ambas variantes se producían hemorragias internas que causaban grandes hematomas en la piel, de allí su nombre de Peste Negra.
La iglesia habló de castigo divino para justificar la violencia de la peste, los artistas impresionados trataron la muerte en sus obras. Boccacio, testigo de la plaga hace referencia a ella en el Decamerón, afirmando que en su Florencia natal habían fallecido 100.000 personas en los meses de marzo, junio y julio de 1348.
Ciertamente, la iglesia y los moralistas en general consideraron la peste como un castigo y en consecuencia se creó un ánimo de penitencia extrema: Se condenaron los excesos en la comida, bebida y el disfrute sexual y apareció un movimiento flagelante, hombres y mujeres se fustigaban con látigos en busca del perdón divino. La repuesta de otros supervivientes, enfrentados a la realidad de que igual se contagiaban los puros como los pecadores fue vivir la vida al límite. Así se refleja en el Decamerón, en el cual unos exiliados por la peste narran historias impúdicas como escape al terror de la muerte inminente.



Aspecto que tenían los médicos de la época que trataban la peste, el extraño pico era en realidad una mascarilla, rellena de hierbas para mitigar el mal olor.


La plaga en Europa culminó por un proceso natural, no hubo ningún descubrimiento médico ni científico, ningún avance en las condiciones sanitarias que pueda explicarnos la desaparición. Petrarca escribió: “Es posible que la posteridad pueda creer estas cosas? Porque nosotros, que las hemos vivido casi no podemos creerlas”.
Consecuencia de la Peste Negra fue que debido a la escasez de mano de obra, los siervos y artesanos sobrevivientes tomaron conciencia del valor de su trabajo y reclamaron mejores condiciones y salarios. La Peste Negra terminó de resquebrajar la estructura económica del feudalismo y contribuyó a tener una visión más racional de la fe y por tanto facilitó la llegada del renacimiento.



San Roque en un grabado de 1484. Su labor durante la epidemia fue ayudar a los enfermos pero acabo contagiándose. Decidió entonces irse a vivir a un bosque, totalmente aislado. Se salvó gracias a un perro, que cada día le llevaba un pequeño pan y le lamía las heridas.



Algunas obras góticas muestran claramente el impacto de esta gran hecatombe medieval, Artistas como el Maestro de las Horas Rohan reflejan con terrible realismo la muerte.




El muerto ante el juez. El Maestro de las Horas Rohan. 1418-1425. 27x 19 cm. Miniaturista. Estilo Gótico internacional. El horror de la muerte se evidencia en el cadáver en primer plano lleno de llagas. La última oración del muerto aparece escrita en latín “En tus manos encomiendo mi espíritu; que me ha redimido. Oh Señor, Dios de la verdad”. A su vez, Dios aparece con un globo y una espada, símbolos del poder y del juicio final y responde: “Por tus pecados tendrás que cumplir penitencia. El día del juicio final estarás a mi lado.” A la derecha de Dios vemos la lucha de San Miguel y el Diablo por el alma del muerto.