ARTE ROMÁNICO Y SU ÉPOCA

MARCO HISTÓRICO
La muerte de Carlomagno, ocurrida el 28 de enero de 814, marcó el inicio de la caída del Imperio Carolingio y el declive de Europa, ya que sus herederos no tuvieron la fuerza política ni la visión necesaria para mantener unido el imperio y de sus fragmentos surgieron unas especies de débiles estados-naciones enlazados por la fe cristiana. Pero, el aspecto político no era el único problema de Europa. Las muertes y saqueos ocasionados por nuevas invasiones bárbaras, la hambruna y la peste fueron interpretados como castigos divinos que anunciaban la llegada del Apocalipsis. La depresión moral provocada por la proximidad del fin del mundo que ocurriría -según se creía- en el año 1000 llevó a Europa a una época de estancamiento económico y cultural que permitió a los historiadores denominar al siglo X, como el “Siglo Oscuro”.
Pero, después de la noche viene el día; y a partir del siglo XI surge en Europa un nuevo concepto de vida con la Iglesia Católica a la cabeza, no sólo en el aspecto religioso, sino también en el moral, político y económico; observandose progresos significativos en todas los campos, así:
Aparecen las lenguas latinas, las cuales fomentaron el sentido de nacionalidad de los pueblos europeos.
La educación, reservaba exclusivamente a los clérigos, se extiende poco a poco a los miembros de la nobleza, quienes se incorporan al conocimiento de las letras y artes.
En el campo económico, vemos que Europa, hasta entonces estancada en una agricultura de subsistencia -donde los productos excedentes se intercambiaban por medio del trueque- revoluciona a través de la reaparición del dinero. “…El dinero en efectivo que entró en circulación por conducto del comercio provocó una época de bonanza en la vida urbana, y de manera directa o indirecta no sólo pago el costo del manto blanco de las iglesias, sino también el de los muelles portuarios y los mercados, caminos, puentes y hospitales y, para el comienzo del siglo siguiente, el de las primeras universidades…” (“Las grandes épocas de la humanidad- Los orígenes de Europa”. Gerald Simons. Edt. Time-Life, pag. 166).
Controladas las invasiones bàrbaras se produjo un crecimiento de la producción agrícola mediante el sistema de rotación de cultivos y por el uso generalizado de las herraduras y del collar rígido o collarón que multiplicó la fuerza de tiro de los caballos y bueyes. El arado pesado de ruedas permitió abrir grandes surcos en la tierra y se inventó la rueda hidráulica en los molinos.
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Iglesia Románica de Saint-Nectarie (Puy-de-Dome, Francia)
Y, en el terreno artístico se originó un nuevo estilo arquitectónico, el Románico “ ...por primera vez desde la desaparición del imperio romano, el arte de occidente se unifica y adquiere una personalidad original e independiente que no habían tenido ninguno de los estilos prerrománicos…” (“Historia del Arte”, edit. Lafer, t. 2, p.153).
La época Románica marca el despertar cultural del hombre occidental, reflejo de la reorganización política y económica de Europa. Las tribus bárbaras, ya asentadas y convertidas al Cristianismo, se avocan a novedosos métodos de construcción que revolucionan las formas arquitectónicas, plásticas y decorativas creando un nuevo estilo destinado a glorificar a Cristo y su Iglesia.
El arte Románico nació en Francia, en el siglo XI y se extendió por todos los países europeos, hasta finales del siglo XII, cuando es progresivamente reemplazado por el estilo Gótico. El Románico surgió en cada región o país de Europa con características propias, pero con la suficiente unidad para ser considerado como el primer estilo artístico de ámbito internacional de la cultura occidental y representa el concepto de la unidad espiritual de Europa. Su nombre se origina por considerarse que sus formas derivaban del arte romano y en especial, por analogía con las nacientes lenguas románicas.
La rápida expansión del arte Románico, desde Francia a toda Europa medieval, se debió fundamentalmente al fenómeno de las peregrinaciones religiosas y al auge de la vida monacal.
Los hitos que marcan el inicio de la época románica son, entre otros:
1.- La consolidación de la iglesia. 2.- El auge de la vida monacal.
3.- El surgimiento de las peregrinaciones. 4.- La aparición de las lenguas románicas.
5.- El inicio de las cruzadas. 6.- La subida de los Capetos al trono de Francia. 7.- La reconquista de España. 8.- El feudalismo como sistema político.
9.- El renacimiento económico de Europa.

CARÁCTER RELIGIOSO DEL ARTE ROMÁNICO

Tanto en el período Románico, como en el Gótico, que le sucede, el arte es eminentemente religioso, debido al gran poder espiritual, político y económico de la Iglesia Católica. El arte era, en cierta forma, el instrumento político utilizado para evocar el misticismo.
Uno de los factores de la propagación del Románico, fue la actividad edificadora de los monjes benedictinos que multiplicaron sus monasterios a través de los campos, llamando al recogimiento espiritual. En efecto, el arte Románico se divulga a través de los monasterios. Por ello se ha llegado a señalar que “… Su origen monacal lo convierte en una manifestación artística profundamente religiosa, a través de la cual se invita a los fieles, a la meditación, al recogimiento y a la oración como medio de acercamiento a Dios”... (“En clave del Románico” Wedmaster@ECdR.net).
Dos hechos religiosos tienen relevancia en este período histórico: La reforma de Cluny y las peregrinaciones religiosas. Igualmente trataremos en este capítulo sobre la importancia de la orden monástica de Cister. 1.- La reforma de Cluny. “…El monaquismo cristiano tiene su origen en el siglo IV, cuando en el desierto egipcio unos hombres piadosos vivían como eremitas ocupados en rezar y realizar trabajos manuales. Esta forma de vida se expandió luego por toda Europa…” (“Historia Universal y de Latinoamérica. Cristianismo y Feudalismo”. Ed. Nauta. T. 3, p. 21).
El monasterio no era una institución nueva para los hombres del Románico, tuvo su origen en Oriente y se fue expandiendo a través de toda Europa. Hombres de ideales místicos formaban una comunidad rural dedicada a la oración y meditación; para satisfacer sus necesidades los monjes se obligaban a realizar trabajos agrícolas o artesanales. Famosos fueron los monjes celtas de Irlanda que emigraron en el siglo VII a Escocia y al reino Franco para predicar la fe cristiana a los germanos paganos.
El monaquismo occidental, tal como se conoce hoy en día se debe al santo Benito de Nursia, nacido en Italia, alrededor del año 529. Benito, de origen aristocrático, condujo a un grupo de discípulos al Monte Cassino, donde fundó un monasterio, bajo la regla de “Ora et labora”. “…Todo monasterio se bastaba a sí mismo. Se exigía de los monjes que siguieran una norma diaria equilibrada de oración y trabajo; por medio de su trabajo como agricultores o artesanos atendían a todas sus escasas necesidades por sí mismos y canjeando los excedentes con los demás… Además de los clásicos votos de pobreza, castidad y obediencia, tenían el deber, que reconocían bajo juramento, de permanecer en el monasterio hasta la muerte, a menos que se les concediera ocasionalmente un permiso específico para salir de él…” (“Las grandes épocas de la humanidad – Orígenes de Europa.” Gerald Simons. Edt. Time-Life).
El monaquismo no se libró de las invasiones bárbaras del siglo X, debiendo buscar el apoyo y protección de los señores feudales, los cuales a su vez ejercieron sus influencias en la administración y elección de los abates. Pero a partir del siglo XI, época del Románico, se reorganiza bajo nuevos esquemas, se independiza del poder laico y animado por un poderoso impulso expansivo se construyen numerosos monasterios por toda Europa.
La primera y más importante de las reformas de las órdenes religiosas tuvo lugar en el monasterio de Cluny (Francia).
El 11 de septiembre de 909, Guillermo III de Aquitania cedió a la orden de los Benedictinos los terrenos para la edificación del monasterio de Cluny. Lo resaltante de ello, es que la creación y funcionamiento de la orden se hizo bajo la protección directa del Papado, independiente de todo otro poder eclesiástico o laico. Esta independencia le dio a Cluny un carácter supranacional. “…Con tamaña libertad de acción, la abadía se involucró en decisiones de ámbito social, político, económico e incluso militar en los distintos reinos europeos. El otro factor que permitió el engrandecimiento de la Orden de Cluny fue el acierto de crear una estructura orgánica centralizada, frente a la habitual dispersión y disgregación que los monasterios benedictinos habían tenido hasta entonces. Esto sólo fue posible gracias a la "inmunidad" internacional frente a reyes y nobles que la dependencia papal le había conferido…” (www. arteguias.com)
Reconstrucción teórica del Monasterio de Cluny:
En efecto, el Abad de Cluny dirigía, no sólo el monasterio, sino que con el crecimiento de la orden, administraba política y religiosamente las casas (Prioratos o Abadías) creadas por dicha orden, a través de toda Europa occidental, formándose un verdadero imperio monástico, bajo la dirección directa del Abad Mayor, quien sólo rendía cuentas al Papa. A finales del siglo XII, la orden contaba con 850 casas en Francia, 109 en Alemania, 52 en Italia, 43 en Gran Bretaña y 23 en España, con un total de 10.000 monjes. El solo monasterio de Cluny llegó a tener más de 700 monjes y entre sus abates más importantes se encuentran San Odilon y San Hugo, el grande.
Cluny, no sólo era un monasterio, era una forma de vida, una manera de entender y practicar la religiosidad, según los cánones benedictinos caracterizados por la castidad y la obediencia. La primera regla benedictina fue “Ora et labora”, no obstante puede decirse que después de la reforma, los monjes se dedicaron más a “orar y gobernar”. El monasterio de Cluny llegó a tener tanta injerencia religiosa y política que varios Papas salieron de sus muros, por lo que se consideraba al Abad de Cluny como el segundo jefe de la cristiandad.
La expansión de la orden cluniacense fue decisiva para la difusión del arte románico, porque a medida que se creaban nuevas abadías se seguían los cánones artísticos de la casa madre, propagándose un estilo único a través de las casi 1500 abadías benedictinas de toda Europa, las cuales influyeron a su vez, en otras órdenes consolidando el estilo.
“…A la creación del estilo (Románico) contribuye poderosamente la orden benedictina, en especial el monasterio de Cluny, que tiene su explícito testimonio histórico en la organización de las Cruzadas, proyección de Europa hacia Oriente. Asimismo, Cluny interviene activamente en la organización de las peregrinaciones, que facilitan la creación y difusión de las formas románicas, por lo que este estilo es propiamente consecuencia de aquéllas, el arte de los caminos de la peregrinación…” (“Historia del Arte”. José María de Azcárate, Alfonso Emilio Pérez Sánchez y Juan Antonio Ramírez. Edt. Anaya. P. 128).
El monasterio de Cluny fue destruido durante la Revolución Francesa, porque se le consideró un símbolo del poder eclesiástico contrario a los ideales revolucionarios.
La orden del Císter. Al alejarse los monasterios del ideal benedictino, un grupo de "monjes blancos" vistiendo túnicas claras sin teñir, símbolo de ascetismo, bajo el mando espiritual de Roberto se instalaron en unas precarias construcciones de madera, reasumiendo los ideales de pobreza y oración; nuevamente el monacato pasó a ser entendido como una forma de vida, en la cual se realzaba la naturaleza espiritual del hombre sobre la material como medio de acercamiento a Dios. La orden se creó formalmente el 21 de marzo de 1098, con la aprobación papal de la abadía de Citeaux. En un poco más de un siglo, la orden llegó a tener más de 700 monasterios en toda Europa.
De las precarias casas de madera, se emprendió la construcción de grandes edificios perdurables, en los cuales se trataba de eliminar lo vano o superfluo. Así los primeros edificios carecían de esculturas y murales. La orden, en la edificación de los nuevos monasterios aplicaba un estilo preconcebido en las nuevas ideas de ascetismo y pobreza que dio gran uniformidad a las abadías. En líneas generales se puede señalar que la arquitectura cisterciense es más sobria que la cluniacense.
"...Se denomina arte cisterciense al desarrollado por los monjes cistercienses en la construcción de sus abadías a partir del siglo XII, momento de la expansión inicial de esta orden religiosa. Sus construcciones prescinden de los adornos, en consonancia con los preceptos de su orden de ascetismo riguroso y pobreza, consiguiendo unos espacios conceptuales, limpios y originales. Su estilo se inscribe en el final del románico, con elementos del gótico inicial, lo que se ha llamado "Estilo de Transición." (http://es.wikipedia.org/wiki/Arquitectura_cisterciense).
Entre los monjes blancos más conocidos, debemos señalar a San Bernardo de Claraval, hombre de gran carisma y extraordinaria influencia, quién impulsó el culto Mariano, la defensa de los pobres y la segunda cruzada.

2.- Las peregrinaciones religiosas.

Las peregrinaciones a los lugares santos fueron un verdadero fenómeno popular durante el medioevo. Como consecuencia de ellas, se crearon a lo largo de todas las rutas las llamadas “Iglesias de Peregrinación”, destinadas a dar cobijo y protección a los peregrinos y asimismo a resguardar y rendir culto a las muchas reliquias que eran objeto del fervor religioso. Los Principales sitios de peregrinación fueron Roma, Jerusalén y especialmente Santiago de Compostela al norte de España.

Peregrinos en San Juan de Ortega
El Camino de Santiago de Compostela o Ruta Jacobea.

Desde el descubrimiento del sepulcro del Apóstol Santiago, el Mayor, en el siglo IX hasta entrado el siglo XIII la Ruta Jacobea evolucionó hasta convertirse en el principal camino de peregrinación de occidente, desplazando los viajes a Jerusalén y Roma. Si bien es cierto, que el Apóstol fue decapitado en Palestina, sus restos fueron llevados por sus discípulos a España, donde había predicado el Evangelio. La leyenda afirma que una vez que llegaron a tierras gallegas, los bueyes se negaron a continuar. Mucho tiempo después, un ermitaño, al observar un extraño resplandor descubrió la tumba; en ese lugar llamado “campo de las estrellas” se construyó una capilla para resguardar las reliquias del apóstol.

El Monasterio de Cluny promovió las peregrinaciones hacia Compostela ofreciendo a los peregrinos indulgencia plena por todos los pecados cometidos y a medida que los viajes se intensificaban se construyeron por la ruta abadías, hospitales y otras edificaciones de estilo Románico, incluso se tiene noticia que Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, después de su boda con Doña Ximena peregrinó a Compostela en el año 1064. En el año de 1075 se inició la Catedral de Santiago sobre la tumba del Apóstol, “…la muestra más importante del arte románico y el ejemplo más perfecto de las llamadas iglesias de peregrinación… intervinieron en su construcción los arquitectos Bernardo el Viejo y Roberto, y ya en torno a 1100 el maestro Esteban. Su sistema constructivo y decoración sirvieron de ejemplo para múltiples iglesias a lo largo de todo el camino de Santiago. En ellas intervinieron numerosos arquitectos y escultores que difundieron y fijaron las características del arte románico en el siglo XII…” (“Historia del Arte”, José María de Azcárate, Alfonso Emilio Pérez Sánchez y Juan Antonio Ramírez. Edt. Anaya, p.140). Posteriormente, la fachada de la Catedral fue modificada entre los años 1738 y 1750, en el más puro estilo churrigueresco, una forma del barroco tardío, caracterizado por una decoración exuberante. Detrás de la fachada se esconde la catedral románica que se conserva prácticamente intacta.

El declive de la ruta Jacobea se debió: 1.- En el siglo XV, Lutero cuestionó la veracidad de la existencia de los restos del Apóstol. 2.- Torquemada, en el siglo XVI, mudó los restos del mártir por temor a que el pirata Sir Frances Drake atacara la catedral, desconociéndose durante mucho tiempo, el lugar donde se ocultaron.

Posteriormente, a mediados del siglo XIX, se redescubrieron los restos del Apóstol Santiago y durante todo el siglo XX hasta nuestros días, la ruta ha vuelto a estar en boga dado su valor espiritual y turístico.

CARÁCTER RURAL DEL ARTE ROMÁNICO

El arte románico, tal como explicaremos a continuación, tiene carácter rural a diferencia del arte Gótico que es eminentemente urbano.
La institución del feudalismo trajo como consecuencia una sociedad fragmentada, guerrera y fundamentalmente rural. Ya en época de Carlos Martel, como medida de emergencia para controlar las incursiones de los musulmanes se otorgaron grandes cantidades de territorio a señores importantes; el propósito era que cada señor utilizara la tierra para reclutar tropas, sufragar sus necesidades y la de sus guerreros y labradores a cambio de realizar un voto de lealtad como vasallo. Así "...la concesión temporal de tierras se convirtió en un pago disfrazado por el servicio militar..." ("Las grandes épocas de la humanidad. Orígenes de Europa" Gerald Simons. Edt. Time.Life International).
La función militar del señor feudal tenía prolongaciones civiles, junto con sus caballeros mantenía la paz y el orden y administraba justicia. Todas estas funciones eran realizadas para que la actividad agrícola, fundamental para la subsistencia, no se interrumpiera.
A su vez, los campesinos realizaban sus labores de una manera colectiva, naturalmente trabajaban juntos las tierras de su señor, y debido a que la mayoría de ellos no poseían bueyes ni arados propios, continuaban trabajando juntos las parcelas que se le adjudicaban por sus servicios, sin que ello significase en ningún momento un título de propiedad. Todas las necesidades bàsicas, desde la harina para el pan hasta el lino para las tejidos eran procesadas en los talleres de la casa solariega o en los caseríos de los campesinos, bajo el control de un mayordomo designado por el señor.
Al lado de las aldeas o caseríos se construyeron monasterios de piedras, los cuales además de fungir como recinto espiritual, eran una especie de conjunto multifácetico donde se cumplían labores de asistencia a pobres, peregrinos y enfermos, donde se conservaban los libros clásicos y se realizaban nuevos manuscritos, donde se producía el vino y otros tipos de manufacturas preindustriales y donde se reunía la comunidad, no solo a orar y confesar sus pecados, sino a socializar entre ellos.

Saint Vigor (Francia)

Los tres rostros del feudalismo estaban conformados por el señor feudal, quién residía en su castillo encargado de la defensa de la comunidad; por el religioso que oraba en su iglesia y por el campesino, a quién le correspondía el trabajo agrícola para la subsistencia de todos. En conclusión, puede decirse que el medievo estaba formado por “hombres de guerra, hombres de oración y hombres de trabajo”, tal como lo señalara Alfredo, el Grande de Inglaterra. Esta estructura de caballeros, clero y campesinos, base del feudalismo, sobrevivió los siglos más sombríos de Europa, hasta que pudieron surgir gobiernos más amplios y estables.

En consecuencia, podemos decir, que durante el medievo existía una sociedad trifuncional, conformada por tres pilares, a semejanza de la Trinidad Divina, en la cual "... junto a los que trabajaban (laboratores) y los que guerreaban (bellatores) estaban los que rezaban (oratores), los monjes. El perfecto equilibrio de la sociedad de los tres órdenes era el espejo en el que el mundo quería y creía reflejarse..." ( Revista "Historia" "La orden del Císter". Edt. National Geografic. Nº 32 pág. 79).

ARQUITECTURA ROMÁNICA

Nuestra Señora de Poitiers (Francia)
“…Si hay un siglo que, en la civilización occidental, merece llevar el nombre de Renacimiento con mayor exactitud que el XV italiano, es el siglo XI francés…” (“Historia del Arte” Germain Bazin. Ediciones Omega, S.A.) La estrella del arte Románico fue la arquitectura, la cual se desarrolló a través de toda Europa con rasgos comunes, muy diferentes de los restantes estilos medievales, de allí que la plástica Románica tenga una acusada personalidad y una unidad indiscutible.
Dado el carácter religioso del arte Románico, el lugar preponderante que tuvo en aquel entonces la congregación de Cluny, no sólo en lo espiritual sino también en lo político, social y artístico, se puede afirmar que la época románica fue la edad de oro del monaquismo, y por ello las iglesias de los monasterios fueron las construcciones más importantes y bellas del momento. Las edificaciones civiles más escasas y mucho menos interesantes, comprenden monumentos municipales y castillos. 

Arquitectura religiosa.-

Iglesia de la abadía benedictina Maria Laach, Alemania

La arquitectura religiosa estaba compuesta principalmente por las iglesias y monasterios, que inundaron el paisaje medieval llamando a la oración y la meditación. Es indudable que el arte románico era un arte al servicio de la iglesia católica y como tal un instrumento para la fe.
La ruralización y el auge de la vida monástica contribuyeron a que se construyeran infinidad de monasterios, los cuales se convirtieron en centros de vida, no sólo religiosa, sino también cultural y social. Tanto señores como aldeanos se congregaban alrededor de sus iglesias para orar y socializar entre ellos.
En verdad, los monasterios como construcciones que se alzaban en un entorno rural, debían contar con todas las comodidades para satisfacer las necesidades físicas y espirituales de sus habitantes y de los peregrinos que llegaban a sus puertas. Un conjunto monástico importante podía comprender, además de la iglesia y del claustro (un patio cuadrado central que rodeaba los dormitorios de los monjes), de una sala capitular (sala de reunión de los monjes), del refectorio (comedor), del scriptorium (la biblioteca), del cila (granero), de la enfermería, etc.
Monasterio de Saint Martin du Canigou.

Arquitectura civil.- 

Las construcciones más importantes de la arquitectura profana durante la edad media, fueron edificaciones que ejercían funciones de vivienda y defensa contra las invasiones. “…Su materialización se encontró en las ciudades amuralladas y en los castillos, donde la vivienda y la defensa se habían llevado a la máxima funcionalidad…” (“El Románico”, edt.Konemann, p. 70)

Ávila, España. Ciudad amurallada

La construcción de los castillos estaba sujeta a las condiciones del paisaje, a los fines de que la misma topografía del terreno sirviera como instrumento de defensa, normalmente se construía en una zona donde pudiera protegerse en todas las direcciones, como por ejemplo en lo alto de una cima, rodeado de precipicios (castillos de montaña); si se ubicaba en un terreno llano, solía rodearse por un foso (castillos de planicie).
Los castillos más elementales estaban conformado únicamente por una torre o donjon, posteriormente fueron construyendose un conjunto, cuya Torre del homenaje, ya fuera redonda, cuadrada o poligonal era el punto central del castillo.Quizás el más hermoso de todos, sea el Krak de los Caballeros, construido en Siria, para proteger a los peregrinos en Tierra Santa.

Krak de los caballeros

También podemos señalar los puentes que se construyeron a lo largo de los caminos de peregrinación, ej: puente de Besalú en Cataluña, de Saint Bénezet en Avignon, el puente de la Reina en Navarra.

Puente fortificado de Valentre, Francia.

CARACTERÍSTICAS DE LA ARQUITECTURA ROMÁNICA.- 
La impresión que producen las iglesias románica es el de una "compacta solidez". En efecto, la arquitectura románica se caracteriza por una estructura pesada debida a los gruesos muros y soportes con los cuales se resuelve el peso de las bóvedas. A continuación mencionaremos algunas de las características emblemáticas del estilo románico, cuyos aspectos más distintivos recaen en el muro, el arco y la bóveda.

1.- Gran anchura de los muros para poder resistir la presión de las bóvedas. 

2.- Uso del arco de medio punto. 

3.- Uso de la bóveda de medio cañón. 

4.- Solidez de la construcción. 

5.- Escasez de vanos. 

6.- Utilización de la piedra. 

7.- Tendencia a la horizontalidad frente a la verticalidad del gótico. 

8.- La escultura y la pintura eran consideradas como artes decorativas de los monumentos y supeditadas a su estructura.

Los muros.-

El románico, desde el punto de vista arquitectónico fue un esfuerzo continuo en construir templos perdurables. Los muros y bóvedas se construyen de piedra para evitar incendios y lograr durabilidad. Como las pesadas bóvedas ejercían presión lateral sobre el conjunto, los arquitectos recurrieron a la creación de muros extragruesos, fortalecidos con contrafuertes. Esto ocasionó que los monumentos
Románicos se vean más grandes en su exterior que en su interior.

Contrafuertes de la iglesia románica de Bembrive (Vigo).

Arco de medio punto.-

Este arco tiene su origen en Mesopotamia, de donde pasa a Roma, a través de los Etruscos. El arco de medio punto o semicircular es característico de la arquitectura romana y de todas las artes herederas, entre ellas, por supuesto la Románica.

El arco de medio punto se construye con piedras en forma de cuñas, llamadas dovelas, las cuales van formando un semicírculo, cuyo ápice superior se cierra a través de otra piedra llamada clave.


Claustro de St. TrophineArles (Francia), formado por arcos de medio punto.

La bóveda.-

Otro elemento primordial de la arquitectura Románica es la bóveda de medio cañón, en forma de media esfera, que se emplea para cubrir espacios longitudinales, como las naves de las iglesias o sus transeptos y trabaja sometida a compresión. Tradicionalmente se construyen de piedras en forma de cuña, donde la primera reposa sobre las siguientes hasta llegar a la clave, que es la piedra superior que cierra la bóveda. Estos techos abovedados daban mayor relevancia simbólica al edificio y por estar construidos en piedras constituyeron verdaderos retos arquitectónicos por el peso que debían soportar los muros.

Bóveda de medio cañón y bóveda de arista.

La bóveda de cañón fue utilizada en la arquitectura romana, prerrománica y por supuesto en la románica.
Al avanzar el estilo románico, se incorpora la bóveda de arista, que es la engendrada geométricamente por el cruce de dos bóvedas de medio cañón y se sitúa en el crucero, es decir en la intercepción de la bóveda de cañón de la nave principal y la bóveda del transepto.

La bóveda desarrolla dos tipos de empuje, el vertical y el lateral. La carga principal del empuje lateral es recogida por el muro exterior reforzado por los contrafuertes y la presión vertical es soportada por los pilares y columnas. “… La arquitectura románica se caracteriza, ante todo, por sus iglesias abovedadas, con una estructura robusta, incluso pesada y maciza en la mayoría de los casos…” (“Historia del Arte”, edit. Lafer, t. 2, p.153).

Bóveda de cañón de Nuestra Señora de Poitiers. Nave central

Bóveda de arista de la iglesia de San Pedro y San Pablo. Alsacia .

Escasez de vanos.-

“… El grosor de los muros y la imposibilidad de abrir en ellos vanos de grandes dimensiones son la causa de esa oscuridad de los espacios interiores, tan sugerente y propicia al recogimiento interior, que caracteriza, en general, a las iglesias románicas y que contrasta con la luminosidad que, como más adelante veremos, invadirá las creaciones del Gótico…” (“Historia del Arte”, edit. Lafer, t. 2, p.154).

En efecto, la estructura de las ventanas y puertas es muy especial durante el Románico, como los muros son muy gruesos, se presta para que los vanos, de reducidos tamaños, sean abocinados con múltiples arquivoltas o arcos de diámetro decreciente y progresivamente hundidos, para ir reduciendo la anchura del muro. Las arquivoltas pueden ser lisas o estar decoradas con relieves geométricos, vegetales o figuras de proporciones grotescas a los fines de adecuarlas al espacio. Los portones además, están coronados de “…un tímpano semicircular, que desempeña una función parecida a la de los frontones de los templos clásicos y, como éstos suele estar decorado con relieves escultóricos…” (“Historia del Arte”, Edit. Lafer, t. 2., p. 155).

Fachada de Santo Domingo de Soria España)

Los soportes.-

Los soportes interiores para contrarrestar la presión vertical ocasionada por el peso de las bóvedas son de dos tipos: columnas y pilares.

Las columnas conservan los elementos clásicos: base, fuste y capitel, pero no se respetan las proporciones clásicas. Predominan los fustes lisos y cilíndricos y los capiteles varían en su forma, siendo los más comunes los del tipo corintio con muchas modalidades, muy alejadas del tipo clásico. Los capiteles se presentan adornados de vegetales, animales o figuras grotescas que se acomodan al espacio, siendo muy característicos los capiteles historiados con temas bíblicos.

Capitel de claustro de St. TrophineArles (Francia).

Los pilares igualmente utilizados para resistir el peso de las bóvedas y contrarrestar el empuje vertical de las mismas son gruesos y de variadas formas, suelen tener medias columnas adosadas.

Los contrafuertes son los soportes exteriores, que adosados al muro exterior ayudan a soportar el empuje o presión lateral de las bóvedas. Los contrafuertes típicos del Románico, posteriormente fueron modificados por arbotantes durante el gótico.

Claustro de Evora. Los contrafuertes subrayan los muros laterales que presentan arcos ligeramente apuntados. 

Las plantas.-

Los templos románicos se caracterizan por la diversidad de sus plantas, pueden distinguirse dos categorías: los de planta central, que a su vez podían ser cuadradas, circulares o poligonales y los de planta alargada, mucho mas frecuentes, como las basílicas de cruz latina. Los de planta centrada fueron utilizados principalmente en baptisterios y en las iglesias de los Templarios. Los templos de planta alargada, pueden ser de una, tres o cinco naves, con o sin crucero. Por lo general la nave central, es más alta, con ventanas que procuran iluminación al templo.

Esquema de la planta alargada de tres naves de la iglesia de Nuestra Señora de Poitiers

Baptisterio de Pisa. Nave centrada

Tendencia a la horizontalidad-

El arquitecto románico se complace en resaltar los diversos pisos del edificio y las hileras de ventanas con molduras que crean un ritmo horizontal complementario. Esta es una diferencia fundamental con el estilo gótico, cuya tendencia es la verticalidad de sus monumentos.

San Martín de Frómista (España)

ESCULTURA ROMÁNICA

El Arte Románico trajo como rasgo fundamental el regreso de la escultura monumental, en el sentido de que ésta se encontraba íntimamente integrada a la arquitectura, formando una unidad, de tal forma que la primera dependía de la segunda para su concepción.

Fachada de la Catedral de Moissac (Francia)

La escultura monumental, propia del arte Clásico, había desaparecido. Las iglesias bizantinas y prerrománicas fueron decoradas con mosaicos y murales; y la escultura, cuando la había, se reducía sólo a la decoración de los capiteles; la plástica se usó casi exclusivamente en las artes menores, tales como la orfebrería y la talla de marfiles. Pero con la llegada del Románico volvió la escultura monumental, dotada de gran originalidad y grandeza.

Los artistas o artesanos medievales estaban limitados por reglas iconográficas muy estrictas, dictadas por la Iglesia, que si bien es cierto limitaban la libertad de expresión, dieron a la escultura un sentido unitario y una grandiosidad colectiva que dejó de existir en el Renacimiento.
Para comprender la estética del movimiento - el cual fue descalificado por tosco y bárbaro durante el Renacimiento - debemos entender que los maestros no estaban interesados en representar la belleza ni las proporciones anatómicas, no eran artistas clásicos; sino que pretendían impactar al espectador de una manera directa, “… cuando desea expresar el dolor o una situación de tensión espiritual no duda en contornear sus facciones y agrandar sus ojos en búsqueda de una expresividad sugerente y directa; no duda en recurrir a sistemas simplistas como, por ejemplo, cuando para llamar la atención sobre una determinada parte o figura de una escena la agranda desmesuradamente. Y es que el escultor románico desea ante todo sugerir, evocar, producir en el espectador una impresión directa, inmediata, recurriendo para ello a modos de representación que con frecuencia rondan el feísmo y la caricatura…”. (“Historia del Arte” edt.Lafer, tomo 2, p.170).

Los temas utilizados por el escultor románico son fundamentalmente, el Dios Todopoderoso o Pantocrátor, la Virgen María con el Niño, los apóstoles y el Apocalipsis. Igualmente se usaron figuras geométricas, vegetales y animales para la decoración de sus monumentos.

Tímpano de la Iglesia de St. TrophineArles (Francia), en el cual aparece el Cristo Pantocrátor, con los símbolos de los cuatro evangelista, el águila de San Juan, el ángel de San Mateo, el buey de San Lucas y el león de San Marcos.

Capitel con motivos de animales






CARACTERÍSTICAS DE LA ESCULTURA ROMÁNICA.

1.- El carácter monumental.- Como ya se indico, el rasgo esencial de la escultura románica es su relación con la arquitectura, fue creada para realzar y complementar las iglesias. Sin lugar a dudas, uno de los rasgos esenciales de la escultura medieval es su vinculación, en armonía íntima, con las formas arquitectónicas a las que sirvió de realce y complemento. La plástica románica no es independiente de la arquitectura, sino que se ínter penetra con ella sometiéndose a sus exigencias; escultura y arquitectura forman durante el período de plenitud del románico una unidad indisoluble y la primera no puede entenderse sin asociarla a la segunda.

Monasterio de Santa María de Ripio

Detalle de la fachada de Nuestra Señora de Poitiers, ricamente ornamentada, en la cual se manifiesta el carácter monumental de la escultura.

En los capiteles, casi siempre de tipo corintio, los escultores achatan o contorcionan las figuras hasta límites monstruosos para adaptarlas a los reducidos espacios. A su vez, las figuras adosadas a las columnas se alargan y espiritualizan. Pero donde mayor desarrollo alcanza la escultura es en los tímpanos, donde habitualmente se coloca a Cristo Pantocrátor o el tema del Juicio Final. “… Antes de que el creyente medieval entrara en la iglesia, la casa de Dios, encontraba lo más terrible que su imaginación podía concebir: el fin del mundo… El Juicio Final es el tema principal de la nueva escultura románica de las portadas…” (“ El Románico”, edt. Konemann, p. 328)

Tímpano sur de la Iglesia de la Magdalena de Vezelay. En el dintel aparecen representadas la Anunciación, la Visitación y la Natividad, en la parte superior la Adoración de los Reyes.

En efecto, la plástica románica está determinada por los problemas que confronta el escultor al integrarla a un determinado espacio. La forma escultórica dependerá del sitio donde se coloque la obra. “…Así tendremos figuras largas o enanas, figuras que se ajustan a la forma del capitel, de las jambas de una puerta o a las dovelas de un arco…” (“Historia del Arte” de José María de Azcarate, Alfonso Pérez Sánchez y Juan Antonio Ramírez. Edt. Anaya,p. 133).

El apostol Santiago. Santiago de Compostela (España)

2.- Respeto a la iconográfica cristiana.- Tanto los escultores románicos como los góticos representaban a las figuras de acuerdo con la liturgia y los símbolos cristianos. Las imágenes no respondían a la fantasía o creatividad individual, sino que debían respetar las reglas dictadas por la Iglesia y transmitidas de generación a generación. Cualquier artista medieval participaba en su obra de la genialidad de una iconografía desarrollada por siglos, llena de matices y símbolos conocidos o presentidos por los fieles. Así, cada personaje bíblico era representado conforme a convencionalismos estrictos e invariables, por ejemplo: la imagen de Cristo crucificado respondía a un esquema fijo, sostenido con cuatro clavos, piernas y brazos rígidos, sin muestras de dolor, sino con una majestuosa serenidad; la Virgen, a su vez se representaba con el Niño en el regazo o sentado sobre la pierna izquierda, en posición frontal y con actitud de bendecir, “…ella aparece más como el trono del Redentor que como su madre…” (“Historia del Arte” edt. Lafer, t.2, p.171), San Pedro era representado, con el cabello ensortijado, la barba espesa y corta, con la cima de la cabeza tonsurada y portando las llaves del Paraíso; San Pablo, con la frente ancha y barba larga, a los Evangelistas se les representaba con sus símbolos, San Juan, con el águila; San Marcos con el león; San Lucas con el buey y San mateo con el ángel, etc…

Tímpano de la Iglesia de San Pedro de Moissac (Francia). Muestra la venida de Cristo Rey en el juicio Final, rodeado por el ángel, león, águila y buey, los cuales representan respectivamente a los evangelistas San Mateo, San Marcos, San Juan y San Lucas

3.- Misión didáctica.- La escultura medieval cumplía una función evangelizadora que transmitía el mensaje cristiano a todos los fieles. Constituían verdaderas biblias de piedras, por ello las figuras debían representar el ideal cristiano y conmover a los espectadores. “…la escultura servía para que los fieles tomasen contacto visual con las grandes verdades del cristianismo. Y, sin duda, aquella plástica, expresiva y majestuosa, a la vez, debía producir una impresión imborrable en la mente sencilla de aquellos hombre…” (“Historia del Arte” edt. Lafer. Tomo 2, p. 171).

No se puede apreciar verdaderamente una obra románica sin tener presente este propósito, "...pues esos artistas no se proponían crear una imagen convincente de la naturaleza o realizar obras bellas, sino que deseaban comunicar a sus hermanos en la fe el contenido y el mensaje de la historia sagrada... Recordemos las palabras del papa Gregorio, el Grande: La pintura puede ser para los iletrados lo mismo que la escritura para los que saben leer..." ("La Historia del Arte." E.H. Gombrich . Edt. Phaidon. Pag. 106)

Claustro de San Juan de la Peña. Se observan los capiteles historiados, la roca sirve de bóveda natural al mismo.

Capitel de San Juan de la Peña: Resurreción de Lázaro (detalles)

Los capiteles historiados cumplían cabalmente esta función evangelizadora, al relatar en cada uno de ellos episodios bíblicos, tal como si narraran una historia. quizás los capiteles historiados más representativos de la época, sean los que conforman el claustro de San Juan de la Peña, en España. Las figuras son muy expresivas con ojos grandes y redondos. Se observan que las mismas se desfiguran a los fines de ubicarlas en el espacio elegido.

4. Carácter expresionista.- El escultor románico no intentaba representar imágenes próximas a la realidad ni le atraía la belleza ni las proporciones clásicas, sino que trataba de reproducir en los espectadores el pensamiento y los sentimientos cristianos de una manera directa e inmediata, a través de la expresión intensa de sus figuras.

Tal como se señaló anteriormente, el escultor románico si deseaba representar el dolor o una situación de tensión espiritual, alteraba las facciones de las imágenes, hasta el extremo de afearlas o caricaturizarlas para lograr una expresividad sugerente.

Señala el maestro Gombrich que el arte románico hizo posible la expresión de los sentimientos, algo que ni los egipcios ni los griegos habían logrado, asi afirma que "... los egipcios plasmaron lo que sabian que existía; los griegos, lo que veían; los artistas del medievo aprendieron a expresar lo que sentian..." ( "La Historia del Arte". E.H.Gombrich, Edt.Phaidon, pag.165)

Santa María de Souillac (detalle) El Sacrificio de Abraham. Francia


5.- Carácter Simbólico.- El arte Románico es básicamente simbólico,  nada es casual, todo sugiere un determinado mensaje dirigido a realzar la fe cristiana .

Tal como lo señala Jaime Cobreros “…Las formas y figuraciones que muestra el Románico ni son caprichosas ni gratuitas… el arte sagrado no puede permitir a sus constructores frivolidades de tipo profano ya que desvirtuarían totalmente a aquel. Todo lo que construye o talla la civilización románica tiene una función trascendentalizadora…” (www arteguias.com)


TALLAS EN MADERA.- En comparación con la escultura monumental, la imaginería en madera o marfil es relegada a un segundo término durante el Románico. La misma siguiendo la influencia bizantina y prerrománica son simétricas e hieráticas. Las tallas se realizaban con madera del lugar y se policromaban al temple. En caso de que éstas estuvieran destinadas al altar de alguna catedral importante, podían ser recubiertas con láminas de metal y piedras preciosas. Los temas más representados fueron el Cristo crucificado y la Virgen con el Niño Jesús, observándose un gran respeto por la iconografía.

Así, Cristo aparece majestuoso en la cruz sin rastros de dolor, con los brazos extendidos y clavado con cuatro clavos, el cuerpo se encuentra tapado con un lienzo amarrado por la cintura, que llega hasta las rodillas. La expresión es de absoluta serenidad.






La Virgen no suele representarse sola sino en compañía de su hijo. Ambos aparecen serios y solemnes, ella no tiene contacto con el Niño, sino que le sirve de trono. Jesús aparece generalmente en actitud de bendecir.