ARTE GOTICO Y SU EPOCA.

MARCO HISTÓRICO

El arte gótico nace en Europa a mediados del siglo XII en el corazón de Francia, específicamente en Paris, siendo la catedral de Saint Denis, construida alrededor del año 1140, la primera edificación en este género.
En sus inicios el románico y el gótico convivieron, pero pronto el nuevo estilo se impone y se construyen altísimas catedrales, reflejo de una iglesia triunfante.
La palabra “gótico” fue utilizada por primera vez en el siglo XVI por Giorgio Vasari de una manera peyorativa, para referirse al “arte de los godos” (pueblo bárbaro que contribuyó a la destrucción del imperio romano), en desmedro del arte clásico. En efecto, durante el renacimiento, los hombres inspirados por los modelos literarios y artísticos de la antigüedad, despreciaron el espíritu y las obras de los siglos medievales. Sin embargo el gótico fue revalorizado y exaltado en el siglo XIX por los movimientos nacionalistas y románticos europeos y en la actualidad se considera universalmente como uno de los momentos más brillantes, desde el punto de vista artístico, del mundo occidental.
A diferencia del arte románico –eminentemente rural-, el arte gótico se desarrolló en las ciudades, coincidió con la decadencia del sistema feudal, la consolidación del poder real y el nacimiento de una nueva clase social: la burguesía.
Durante la Baja Edad Media hasta el siglo XI, los monasterios habían sido los principales centros culturales de la Cristiandad y en sus “scriptorias” se había refugiado toda la actividad intelectual de la época. Pero a partir del siglo XII, la educación se moviliza a las ciudades, donde se encuentran las escuelas catedralicias y las universidades.
Este desarrollo secular trajo como consecuencia un renacer de las matemáticas, gracias a los sabios musulmanes (traducidos en las escuelas de Toledo y Sicilia); en verdad, los edificios góticos son un prodigio de equilibrio, logrado a través de múltiples cálculos que sólo fueron posibles a medida que los conocimientos matemáticos fueron accesibles a través de las traducciones de los sabios musulmanes
Para la creación de una obra de arte, tiene gran importancia la figura del “Cliente”, es decir la persona para la cual se realiza la obra. Durante el gótico, el cliente por excelencia continúa siendo la iglesia católica y en consecuencia se edificaron magnificas catedrales con el fin de expresar en piedra y cristal el pensamiento teológico de la época, la concepción de una iglesia triunfante reflejo de la Nueva Jerusalén, así como las nuevas corrientes místicas preocupadas por el ascenso de las almas y la iluminación. Estas ideas sobre la luz, la elevación y el triunfo fueron plasmadas en la elaboración de dichas catedrales y esto es lo que sentimos al contemplar una catedral gótica. Pero no sólo la iglesia incidió de manera notable en la creación de las obras de arte, los soberanos y señores locales en constante rivalidad construyeron espléndidos palacios y se preocuparon por el embellecimiento de la ciudad, para honor y gloria de sus nombres; y en especial, también debemos mencionar la aparición de unos nuevos clientes, representantes de la clase burguesa que con su dinero contribuyeron a la laicización del arte.
El gótico reinó en Europa hasta que fue sustituido paulatinamente por el renacimiento, primero en Italia (S. XV) y más tarde en el norte de Europa (S. XVI).