TROVADORES Y JUGLARES

LOS TROVADORES
La figura del trovador nace en el siglo XI. Los trovadores, troveros o minnesänger eran compositores, poetas y cantantes, que de manera oral transmitían la cultura de la época. Recitaban en las lenguas romances, tales como el francés, español, alemán, occitano - antiguo idioma romance de Aquitania hablado en Francia, Italia y España , etc. Los trovadores se desplazaban a través de Europa, amenizando las cortes con sus canciones amorosas y gestas heroicas. Tienen gran importancia, no sólo por el valor artístico de sus poemas y canciones, sino también porque ayudaron a difundir las lenguas romances y las tradiciones.
Por el hecho de que la mayoría de los trovadores eran de la nobleza, tenían conocimiento de los estudios impartidos en la época, tales como el trivium (gramática, lógica y retórica) y el quadrivium (aritmética, geometría, música y astronomía), los cuales utilizaban en sus composiciones poéticas. Igualmente dada su condición social se les permitía acceder fácilmente a las cortes europeas, donde se les consultaba sobre política y acontecimientos históricos y literarios.
El primer trovador conocido fue Guillermo de Poitiers, duque de Aquitania, (1071-1126) quien escribió poemas inspirados en el amor cortesano. Este personaje participó en la Primera Cruzada, fue excomulgado dos veces, la primera por abandonar a su esposa legítima y la segunda por arrebatarle la mujer al vizconde de Chaterreult. Se le conocen once poemas de temática amorosa, en los cuales alardea de sus proezas sexuales. La gran musa de los trovadores fue Leonor de Aquitania, nieta de Guillermo de Poitiers y reina de Francia e Inglaterra. Ella protegió a los grandes trovadores de la época, fomentó los cantos sobre el rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda y representó el ideal femenino del amor cortesano.
LOS JUGLARES

Capitel que representa a un juglar tocando la flauta mientras una mujer baila

Los juglares eran una especie de profesionales del entretenimiento que recorrían las villas y aldeas de la Europa medieval. Se dedicaban a divertir a las personas a cambio de dinero, comida y otros bienes. No sólo conocían de música, sino que también entretenían al público ejerciendo de saltimbanquis, lanzadores de cuchillos, equilibristas, domadores, etc. Vestían ropa de llamativos colores. En su actividad músical, lo normal era que se limitaran a ser los intérpretes del canto y tocar instrumentos, pero no eran compositores, como sí fueron los trovadores.

"... El juglar es un ser múltiple: es un músico, un poeta, un actor, un saltimbanqui; es una especie de intendente de placeres que vive en las cortes de reyes y príncipes; es un vagabundo errante que monta espectáculos en las aldeas; es el vihuelista que por los caminos va cantando gestas a los peregrinos; es el charlatán que entretiene a las gentes en la encrucijada; es el autor y el protagonista de las chanzas que se cuentan los días de fiesta a la salida de la iglesia; es el maestro que hace que los jóvenes salten y bailen; es el tamborero, el trompero y el gaitero que marca el paso en las procesiones; es el narrador, el cantor que anima festines, bodas y vigilias; es el jinete que da volteretas sobre el caballo; el acróbata que baila parándose de manos, el que juega con cuchillos, el que atraviesa los círculos a la carrera, el que escupe fuego, el que se retuerce como un contorsionista; es el que canta o hace el mimo; el bufón que hace muecas y suelta necedades; todo esto es el juglar, y algo más...” (http://www goldberg.com)
No hay que confundir la figura del trovador con la del juglar. Los trovadores gozaban de una condición social mucho más elevada que los juglares, mientras que los primeros solían pertenecer a la nobleza, los juglares pertenecían a las clases más populares. Si los trovadores eran cultos y normalmente componían sus obras, los juglares se limitaban a repetir los poemas. Más a pesar de todo ello, los límites distintivos entre unos y otros eran borrosos.