ESCULTURA ROMÁNICA

El Arte Románico trajo como rasgo fundamental el regreso de la escultura monumental, en el sentido de que ésta se encontraba íntimamente integrada a la arquitectura, formando una unidad, de tal forma que la primera dependía de la segunda para su concepción.

Fachada de la Catedral de Moissac (Francia)

La escultura monumental, propia del arte Clásico, había desaparecido. Las iglesias bizantinas y prerrománicas fueron decoradas con mosaicos y murales; y la escultura, cuando la había, se reducía sólo a la decoración de los capiteles; la plástica se usó casi exclusivamente en las artes menores, tales como la orfebrería y la talla de marfiles. Pero con la llegada del Románico volvió la escultura monumental, dotada de gran originalidad y grandeza.

Los artistas o artesanos medievales estaban limitados por reglas iconográficas muy estrictas, dictadas por la Iglesia, que si bien es cierto limitaban la libertad de expresión, dieron a la escultura un sentido unitario y una grandiosidad colectiva que dejó de existir en el Renacimiento.
Para comprender la estética del movimiento - el cual fue descalificado por tosco y bárbaro durante el Renacimiento - debemos entender que los maestros no estaban interesados en representar la belleza ni las proporciones anatómicas, no eran artistas clásicos; sino que pretendían impactar al espectador de una manera directa, “… cuando desea expresar el dolor o una situación de tensión espiritual no duda en contornear sus facciones y agrandar sus ojos en búsqueda de una expresividad sugerente y directa; no duda en recurrir a sistemas simplistas como, por ejemplo, cuando para llamar la atención sobre una determinada parte o figura de una escena la agranda desmesuradamente. Y es que el escultor románico desea ante todo sugerir, evocar, producir en el espectador una impresión directa, inmediata, recurriendo para ello a modos de representación que con frecuencia rondan el feísmo y la caricatura…”. (“Historia del Arte” edt.Lafer, tomo 2, p.170).

Los temas utilizados por el escultor románico son fundamentalmente, el Dios Todopoderoso o Pantocrátor, la Virgen María con el Niño, los apóstoles y el Apocalipsis. Igualmente se usaron figuras geométricas, vegetales y animales para la decoración de sus monumentos.

Tímpano de la Iglesia de St. TrophineArles (Francia), en el cual aparece el Cristo Pantocrátor, con los símbolos de los cuatro evangelista, el águila de San Juan, el ángel de San Mateo, el buey de San Lucas y el león de San Marcos.

Capitel con motivos de animales






CARACTERÍSTICAS DE LA ESCULTURA ROMÁNICA.

1.- El carácter monumental.- Como ya se indico, el rasgo esencial de la escultura románica es su relación con la arquitectura, fue creada para realzar y complementar las iglesias. Sin lugar a dudas, uno de los rasgos esenciales de la escultura medieval es su vinculación, en armonía íntima, con las formas arquitectónicas a las que sirvió de realce y complemento. La plástica románica no es independiente de la arquitectura, sino que se ínter penetra con ella sometiéndose a sus exigencias; escultura y arquitectura forman durante el período de plenitud del románico una unidad indisoluble y la primera no puede entenderse sin asociarla a la segunda.

Monasterio de Santa María de Ripio

Detalle de la fachada de Nuestra Señora de Poitiers, ricamente ornamentada, en la cual se manifiesta el carácter monumental de la escultura.

En los capiteles, casi siempre de tipo corintio, los escultores achatan o contorcionan las figuras hasta límites monstruosos para adaptarlas a los reducidos espacios. A su vez, las figuras adosadas a las columnas se alargan y espiritualizan. Pero donde mayor desarrollo alcanza la escultura es en los tímpanos, donde habitualmente se coloca a Cristo Pantocrátor o el tema del Juicio Final. “… Antes de que el creyente medieval entrara en la iglesia, la casa de Dios, encontraba lo más terrible que su imaginación podía concebir: el fin del mundo… El Juicio Final es el tema principal de la nueva escultura románica de las portadas…” (“ El Románico”, edt. Konemann, p. 328)

Tímpano sur de la Iglesia de la Magdalena de Vezelay. En el dintel aparecen representadas la Anunciación, la Visitación y la Natividad, en la parte superior la Adoración de los Reyes.

En efecto, la plástica románica está determinada por los problemas que confronta el escultor al integrarla a un determinado espacio. La forma escultórica dependerá del sitio donde se coloque la obra. “…Así tendremos figuras largas o enanas, figuras que se ajustan a la forma del capitel, de las jambas de una puerta o a las dovelas de un arco…” (“Historia del Arte” de José María de Azcarate, Alfonso Pérez Sánchez y Juan Antonio Ramírez. Edt. Anaya,p. 133).

El apostol Santiago. Santiago de Compostela (España)

2.- Respeto a la iconográfica cristiana.- Tanto los escultores románicos como los góticos representaban a las figuras de acuerdo con la liturgia y los símbolos cristianos. Las imágenes no respondían a la fantasía o creatividad individual, sino que debían respetar las reglas dictadas por la Iglesia y transmitidas de generación a generación. Cualquier artista medieval participaba en su obra de la genialidad de una iconografía desarrollada por siglos, llena de matices y símbolos conocidos o presentidos por los fieles. Así, cada personaje bíblico era representado conforme a convencionalismos estrictos e invariables, por ejemplo: la imagen de Cristo crucificado respondía a un esquema fijo, sostenido con cuatro clavos, piernas y brazos rígidos, sin muestras de dolor, sino con una majestuosa serenidad; la Virgen, a su vez se representaba con el Niño en el regazo o sentado sobre la pierna izquierda, en posición frontal y con actitud de bendecir, “…ella aparece más como el trono del Redentor que como su madre…” (“Historia del Arte” edt. Lafer, t.2, p.171), San Pedro era representado, con el cabello ensortijado, la barba espesa y corta, con la cima de la cabeza tonsurada y portando las llaves del Paraíso; San Pablo, con la frente ancha y barba larga, a los Evangelistas se les representaba con sus símbolos, San Juan, con el águila; San Marcos con el león; San Lucas con el buey y San mateo con el ángel, etc…

Tímpano de la Iglesia de San Pedro de Moissac (Francia). Muestra la venida de Cristo Rey en el juicio Final, rodeado por el ángel, león, águila y buey, los cuales representan respectivamente a los evangelistas San Mateo, San Marcos, San Juan y San Lucas

3.- Misión didáctica.- La escultura medieval cumplía una función evangelizadora que transmitía el mensaje cristiano a todos los fieles. Constituían verdaderas biblias de piedras, por ello las figuras debían representar el ideal cristiano y conmover a los espectadores. “…la escultura servía para que los fieles tomasen contacto visual con las grandes verdades del cristianismo. Y, sin duda, aquella plástica, expresiva y majestuosa, a la vez, debía producir una impresión imborrable en la mente sencilla de aquellos hombre…” (“Historia del Arte” edt. Lafer. Tomo 2, p. 171).

No se puede apreciar verdaderamente una obra románica sin tener presente este propósito, "...pues esos artistas no se proponían crear una imagen convincente de la naturaleza o realizar obras bellas, sino que deseaban comunicar a sus hermanos en la fe el contenido y el mensaje de la historia sagrada... Recordemos las palabras del papa Gregorio, el Grande: La pintura puede ser para los iletrados lo mismo que la escritura para los que saben leer..." ("La Historia del Arte." E.H. Gombrich . Edt. Phaidon. Pag. 106)

Claustro de San Juan de la Peña. Se observan los capiteles historiados, la roca sirve de bóveda natural al mismo.

Capitel de San Juan de la Peña: Resurreción de Lázaro (detalles)

Los capiteles historiados cumplían cabalmente esta función evangelizadora, al relatar en cada uno de ellos episodios bíblicos, tal como si narraran una historia. quizás los capiteles historiados más representativos de la época, sean los que conforman el claustro de San Juan de la Peña, en España. Las figuras son muy expresivas con ojos grandes y redondos. Se observan que las mismas se desfiguran a los fines de ubicarlas en el espacio elegido.

4. Carácter expresionista.- El escultor románico no intentaba representar imágenes próximas a la realidad ni le atraía la belleza ni las proporciones clásicas, sino que trataba de reproducir en los espectadores el pensamiento y los sentimientos cristianos de una manera directa e inmediata, a través de la expresión intensa de sus figuras.

Tal como se señaló anteriormente, el escultor románico si deseaba representar el dolor o una situación de tensión espiritual, alteraba las facciones de las imágenes, hasta el extremo de afearlas o caricaturizarlas para lograr una expresividad sugerente.

Señala el maestro Gombrich que el arte románico hizo posible la expresión de los sentimientos, algo que ni los egipcios ni los griegos habían logrado, asi afirma que "... los egipcios plasmaron lo que sabian que existía; los griegos, lo que veían; los artistas del medievo aprendieron a expresar lo que sentian..." ( "La Historia del Arte". E.H.Gombrich, Edt.Phaidon, pag.165)

Santa María de Souillac (detalle) El Sacrificio de Abraham. Francia


5.- Carácter Simbólico.- El arte Románico es básicamente simbólico,  nada es casual, todo sugiere un determinado mensaje dirigido a realzar la fe cristiana .

Tal como lo señala Jaime Cobreros “…Las formas y figuraciones que muestra el Románico ni son caprichosas ni gratuitas… el arte sagrado no puede permitir a sus constructores frivolidades de tipo profano ya que desvirtuarían totalmente a aquel. Todo lo que construye o talla la civilización románica tiene una función trascendentalizadora…” (www arteguias.com)


TALLAS EN MADERA.- En comparación con la escultura monumental, la imaginería en madera o marfil es relegada a un segundo término durante el Románico. La misma siguiendo la influencia bizantina y prerrománica son simétricas e hieráticas. Las tallas se realizaban con madera del lugar y se policromaban al temple. En caso de que éstas estuvieran destinadas al altar de alguna catedral importante, podían ser recubiertas con láminas de metal y piedras preciosas. Los temas más representados fueron el Cristo crucificado y la Virgen con el Niño Jesús, observándose un gran respeto por la iconografía.

Así, Cristo aparece majestuoso en la cruz sin rastros de dolor, con los brazos extendidos y clavado con cuatro clavos, el cuerpo se encuentra tapado con un lienzo amarrado por la cintura, que llega hasta las rodillas. La expresión es de absoluta serenidad.






La Virgen no suele representarse sola sino en compañía de su hijo. Ambos aparecen serios y solemnes, ella no tiene contacto con el Niño, sino que le sirve de trono. Jesús aparece generalmente en actitud de bendecir.